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Dejan caos y dolor en Veracruz

Revelaciones
Dejan caos y dolor en Veracruz
Margarito Escudero Luis
La violencia en Veracruz es imparable, no hay voluntad de las autoridades para detener esta ola destructiva que cada día es más intensa.
El funcionarato pretende esconder lo imposible, en el mejor de los casos, minimizar los sangrientos hechos que destruyen vidas y hogares, para ellos es muy fácil convertir en cifras los muertos y las demás víctimas; así pueden asegurar que cinco muertos en cien mil ciudadanos, no son nada.
Pero esos argumentos no caen nada bien en los hogares donde velan un acribillado, donde lloran a un desaparecido, donde negocian por su secuestrado.
Lo que sucede en Veracruz rebasa ya las posibilidades de una sociedad pacífica, el miedo entume las conciencias, paraliza a la gente, la obliga a esconderse en un vano afán por no ser la víctima siguiente.
Pero donde la desgracia ya llegó, el miedo se cambia por angustia y coraje, por odio.
Entonces, cada vez son más los ciudadanos que engrosan las filas de víctimas que reclaman castigo a los victimarios ante la indolencia e indiferencia de las autoridades incompetentes que, o no quieren indagar y resolver los crímenes o de plano no quieren, no les interesa lo que pueda sucederles a los ciudadanos.
El jueves 22 de noviembre fue un violento día en Veracruz, cuando faltan 8 días para que el actual gobierno termine, cuatro crímenes en Coatzacoalcos, otros tantos en Boca del Río y el Puerto de Veracruz, en la zona conurbada de Orizaba, Nogales, Cd. Mendoza.
Especialmente en Coatzacoalcos, la noche del jueves secuestraron violentamente al empresario José Antonio Wilburn González, lo sacaron de su oficina.
Wilburn González fue presidente de la Cámara de Comercio de aquella ciudad, Presidente del Consejo Coordinador Empresarial y a principios de la administración Yunista ocupó por un corto tiempo la titularidad de la oficina de CAEV en Coatzacoalcos.
Durante su gestión al frente de la CANACO, buscó la forma de que la inseguridad en la ciudad se acabara, gestionó, junto con sus colegas empresarios, ante el gobierno estatal, la implementación de programas para abatir la violencia.
Nunca hubo éxito, sólo promesas de los funcionarios. Cada vez que se anunciaba la llegada de más elementos policiacos, se incrementaban los robos, secuestros y asesinatos.
Los encargados de brindar seguridad a la ciudadanía sólo se burlaban y fingían hacer algo. En Coatza desfilaban hermosas mujeres montadas a caballo, ondeando la bandera Nacional y detrás de ellas, todo un despliegue de equipo militar para dizque combatir a la delincuencia.
Todo quedó en eso, desfiles, muestras de equipo ante un público que aplaudía las ocurrencias de los funcionarios priistas.
Hasta la fecha, Coatzacoalcos, la región sur y todo el estado de Veracruz, están sometidos a la delincuencia. En pleno día y ante numerosos testigos, acribillan sin piedad, secuestran sin piedad, provocan dolor en las víctimas y burlas por parte de los delincuentes y de las autoridades.
¿Cuál será la verdadera solución a este flagelo? ¿Quién será el valiente héroe que se atreva a poner un alto a las pandillas delincuenciales que operan en las calles y otras desde el gobierno?
Porque tanta impunidad no tiene explicación si no se incluye a funcionarios en complicidad con los delincuentes.
¿Se incrementará la violencia ante el cambio de gobierno? “Piensa mal y acertarás” en el dicho popular, lleno de verdad.
Ante los resultados obtenidos por el gobernador y presidente de la república salientes, es más fácil dejar un caos al gobierno entrante.
No importa la ciudadanía, pues en medio de ese caos permitido desde el gobierno, han podido hacer grandes negocios, ahora, se supone que perderán esa oportunidad, perderán privilegios.
No se ve luz al final del túnel, no habrá consuelo para las víctimas, ni sepultura digna para los muertos.
¿Hasta cuándo?

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