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Zorro que come huevo


El mal ejemplo cunde, así persiste y subsiste la corrupción al interior del otrora poderoso Sindicato de Trabajadores de la República Mexicana (STPRM), pues como dice y afirma el presidente de todos los mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, “si el jefe es deshonesto, todos los demás lo serán”.
Basta observar como todos los líderes petroleros, sin excepción de nadie, se han enriquecido de manera desmedida, lo que tienen no es producto del trabajo honesto, ni productivo, lo que han acumulado viene de la corrupción, tráfico de influencia y demás males del arcaico sistema político del PAN y PRI.   
Quien no conoció al vetusto dirigente Ramón Hernández Toledo, antes que se encumbrara en el sindicalismo petrolero, a la muerte de Francisco “Chico” Balderas, ahora a varias décadas de distancia su fortuna creció más que él, en sus años vivido, obviamente resulta incalculable, no solo en efectivo, sino en propiedades.
Esto viene a colación debido a que continua la vieja práctica de los famosos moches, resulta que ahora Ramón Hernández manda a sus emisarios (para no mancharse las manos con el dinero mal habido), unos juran y perjuran que todo lo mueve desde hace un par de años es María del Carmen Hortensia Carrizosa.
Y está a su vez (o sea Carrizosa) también tiene a su gente cercana (por cierto, muy buena para él billete), quienes le piden suculentas mochadas al petrolero que desea hacer algún tipo de movimiento sindical, y como se dice de manera coloquial, “dependiendo el sapo es la pedrada”, o sea, la cantidad a pedir por movimiento gremial.
Últimamente, la queja más recurrente es de los trabajadores jubilados, quienes han acudido a la sede sindical de la 11, en la ciudad de Nanchital, a pedir la asignación de una ficha, que dicen: “por derecho les corresponde” para algún familiar, pero se encuentran con la mediación de la clásica mochada para que camine el trámite.
Es una vieja práctica que debe cambiar, pero quienes están obligados a motivar esa transformación son los propios petroleros en activo, hay que recordar que el presidente de todos los mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, manifestó que va a respetar la autonomía sindical, la no intervención.
Y son precisamente los petroleros que deben organizarse para exigir esa transformación gremial, ahora con la aparición y reciente creación del nuevo sindicato Petróleos Mexicano (PetroMex), que dirige la combativa Yolanda Morales Izquierdo, es la oportunidad para derrocar y desterrar en definitiva al sindicalismo charro del STPRM.
Debe caer Carlos Romero Deschamps y sus 36 líderes seccionales, ya basta de ese sindicalismo que tanto daño la ha hecho al país, al trabajador petrolero y a la democracia en México, un gremio que no defiende al obrero, con sus dirigentes que solo ven sus propios intereses personales y económicos.
Todos los petroleros deben y están obligados a luchar desde la entrañas de ese sindicalismo charro para buscar la transformación, sacudirse a todos los actuales lidercillos de pacotilla, ya que nadie vendrá de fuera a hacer lo que ellos están obligados a realizar, la democratización gremial.
Romero Deschamps y sus líderes no van a cambiar por voluntad propia, por la simple razón de que: “zorro que come huevo, aunque le quemen el hocico”, o sea, no van a cambiar ni volviendo a nacer, o “chango viejo no aprende maroma nueva”, así o más claro, petroleros despierten y salgan a luchar.                     
Para cualquier comentario, sugerencia, opinión y aclaración al teléfono celular: 921 172 7002 o al correo electrónico: robertomorena1966@gmail.com

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