Al quedarse más personas en casa para contener la propagación del COVID-19, sus vehículos están abandonadas en las calles, lo que los convierte en blancos fáciles para ladrones oportunistas.
A pesar de las calles tranquilas y el casi inexistente tráfico, el robo vehicular aumentó 63 por cierto en Nueva York y casi 17 por ciento en Los Ángeles del 1 de enero a mediados de mayo, comparado con el mismo periodo del año pasado en Estados Unidos.
Al quedarse más personas en casa para contener la propagación del COVID-19, sus sedanes, camionetas pick up y todo terreno están abandonadas en las calles, lo que los convierte en blancos fáciles para ladrones oportunistas.