Consulta ciudadana histórica (PUNTO Y COMA)
Por Yair Ademar Domínguez
Por primera vez en la historia de nuestro país se ha llevado a cabo una Consulta Popular. Los mexicanos que participamos en esta jornada hicimos nuestro el anhelo de que el pueblo manda. Con ello, hemos sido protagonistas de la democracia participativa, la cual llegó para quedarse.
La democracia se construye con la participación de todos. En lo personal, acudí a cumplir con mi compromiso ciudadano y fui testigo de que el pueblo es sabio y sabe mandar, sabe lo que al país le conviene. Por ello es de suma importancia escucharlo, porque como dijeran los clásicos, vox populi, vox dei, la voz del pueblo es la voz de Dios.
Al Instituto Nacional Electoral le quedó este ejercicio democrático, fue organizado con mucha premura y a un corto tiempo posterior a la jornada electoral. Fue escasa la difusiónque se le dio de manera institucional para la importancia de ser la primera consulta de este tipo, pese a ellolos ciudadanos que participaron expresaron en las urnas su sentir frente a la herencia de los malos gobiernos en nuestro país: asesinatos, pobreza lacerante, desigualdad, abandono y enriquecimientos ilícitos.
Con todo, la opinión de quienes pudieron asistir, es de suma importancia y debe ser tomada en cuenta, pese a no alcanzar el 40% de participación ciudadana que requiere la Ley para que el resultado de una consulta sea vinculatoria.
Pero veamos más allá de los obstáculos y las dificultades que se presentaron para llevar a cabo este ejercicio democrático… México y su pueblo fueron testigos de una jornada histórica, no sólo porque es la primera vez que se implementa, también porque marca un rumbo a la concientización ciudadana. Así, nuestro pueblo sabe que tiene en sus manos el poder que le da la democracia real y no la “dictadura perfecta” o la democracia simulada a la que estaba acostumbrado.
Los mexicanos subimos un peldaño en esta escalera de la participación. Lo hicimos con firmeza, con decisión, con temple, sabedores de que no hay marcha atrás y que de ahora en adelante tenemos que hacer crecer esta conciencia, este derecho que nos da la democracia participativa.
Pienso en Neil Armstrong, ese valiente astronauta norteamericano, que en el primer viaje del hombre a la luna y al bajar la escalera del módulo espacial “El Águila”, dijo: “Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”.