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Almas en pena rondan la noche en el antiguo Museo de las Momias








Sonidos extraños, murmullos y bajas en la temperatura ambiente son las características del antiguo edificio que se alza al lado del Cementerio de Santa Paula


Qué diferente es el antiguo Museo de las Momias por la noche. En la oscuridad y sin visitantes, la galería que alberga a las míticas Momias de Guanajuato es lóbrego y siniestro. Los veladores prefieren no caminar sus pasillos ante el temor de que alguien o algo pronuncie sus nombres.


Como base del museo está el Cementerio de Santa Paula, que todavía recibe cadáveres y lo hace desde el siglo XIX.

Roberto López Morales, de 56 años de edad, representa a la tercera generación de sepultureros de Santa Paula, y toda su vida ha trabajado en ese oficio, y toda su vida ha estado en contacto con la muerte y con las Momias de Guanajuato.


Yo no he visto fantasmas ni apariciones, pero yo escucho cosas y veo que los objetos se mueven aquí en el panteón. Otros de mis compañeros sí ven cosas, como una niña que corre por los pasillos”, dijo en el mismo panteón.

Roberto López relató el caso de la señorita Gerarda, quien murió en 1861 y contactó desde ultratumba a uno de sus compañeros para pedirle agua, luz y flores.



Mi compañero halló su tumba. Estaba llena de maleza ¿quién podría visitarla, pues? Le puso una jarra de agua, claveles rojos y una veladora, y la señorita Gerarda ya está en paz, se siente acompañada”.

Una trabajadora del Museo de las Momias narró a Excélsior que las ánimas habitan en los pasillos del lugar. Para ella, algunas momias hablan.


Dirás que estoy loca, pero las momias hablan. Por ellas sé que el feto del bebé, que está en la vitrina con su mamá, se llama Lupita. Ella misma me lo dijo. Todas las momias tienen su historia y recordemos que fueron personas”.

Y es que de noche, sin gente, en los pasillos del antiguo osario del Panteón de Santa Paula reverberan murmullos, y con el rabillo de los ojos pueden verse sombras.


Pero uno se acostumbra, porque siento que no son presencias malignas, sino incomprendidas”, apuntó la mujer.
La historia



El origen de las Momias de Guanajuato se remonta a 1861. Durante la segunda mitad del siglo XIX, Guanajuato experimentaba una prosperidad económica y el número de sus habitantes aumentaba; fue en ese año cuando se abrió el Panteón de Santa Paula para dar servicio a toda la comunidad.

Como muchos de los entierros no eran a perpetuidad, los cuerpos eran exhumados si no habían pagado sus respectivos derechos. Y fue entonces como aparecieron los primeros cuerpos áridos, secos, momificados de forma natural debido a la calidad de la tierra de Guanajuato, colmada de minerales.

Y así, los cuerpos que estaban momificados fueron acumulados en el osario del lugar, junto con huesos y cráneos. Era un sitio al cual la gente de Guanajuato solía visitar.

Y fue luego de que en 1970 se estrenara la película Santo contra las Momias de Guanajuato, cuando la curiosidad llegó a niveles en que cientos de turistas llegaron a la ciudad minera, haciendo vital la construcción de un santuario. Así surgió el museo, localizado precisamente al lado del cementerio, utilizando el osario que originalmente sirvió de hogar para los cuerpos áridos.

El camposanto sigue dando servicio, por lo que suelen verse cortejos fúnebres al lado del museo y de sus oficinas, en una mezcla de tradiciones.

Es tanta la historia del lugar que ha permeado en todos los barrios en torno, y sus habitantes consideran como una afrenta el intento del Gobierno Municipal de cambiarlo a un edificio nuevo a manera de centro comercial.

La entrada general cuesta 85 pesos. Estudiantes y maestros pagan 50 pesos con credencial vigente. Adultos mayores 25 pesos y el Museo de las Momias cobra 30 pesos por uso de cámara fotográfica.

El horario de servicio es de lunes a jueves, de 9:00 a 18:00 horas, y de viernes a domingo, de 9:00 a 18:30 horas.

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