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¿Normalistas de Ayotzinapa ignoraban que viajaban con droga?


 La noche del 26 de septiembre de 2014 los normalistas de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa fueron atacados cinco veces durante cuatro horas consecutivas en la ciudad de Iguala, Guerrero. En esa fecha los jóvenes habían ido a Iguala para secuestrar autobuses a fin de trasladarse a la jornada de protesta por la masacre del 2 de octubre de 1968, que se lleva a cabo cada año en la Ciudad de México pero "ignoraban que viajaban con la droga".

Así lo relata el libro “La verdadera noche de Iguala: la historia que el gobierno quiso ocultar”, de la periodista Anabel Hernández, quien narra que las fotografías que algunos sobrevivientes tomaron con sus teléfonos y aportaron a la investigación de la desaparición de los 43 normalistas de Atotzinapa, muestran agujeros por todos lados en el  autobús Estrella de Oro 1568, el blanco principal de los atacantes de un tercer ataque.

Describe que las balas penetraron al nivel de las ventanillas y las llantas fueron reventadas para detener el camión a como diera lugar, la sangre era visible cerca del asiento del chofer, en el pasillo y sobre algunos asientos del Estrella de Oro 1568.

De los 20 ocupantes del autobús que describen testigos, sobrevivieron únicamente el chofer y un estudiante. Los demás fueron desaparecidos. La unidad de transporte quedó sobre la calle Juan N. Álvarez, tornándose en la escena del crimen y fue acordonada por elementos del 27 Batallón de Infantería bajo el mando del capitán José Martínez Crespo, y por la policía ministerial estatal.

Iniciaron las investigaciones y meses después, la Procuraduría General de la República a través de su Agencia de Investigación Criminal (AIC), de la cual era titular Tomás Zerón, actualmente prófugo de la justicia, presionó a un visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Chávez Flores, para que cambiara conclusiones de su indagatoria pero se negó a hacerlo a pesar de las amenazas que recibió incluso por escrito.

Las presiones para ocultar resultados de investigaciones en el río San Juan y el basurero de Cocula; el visitador por retirado del cargo y ningún resultado se hizo público. Conclusiones preliminares de la auditoría sobre la averiguación previa, firmadas por cinco ministerios públicos adscritos a la Visitaduría General, fueron ocultadas.

El libro señala que el borrador de la auditoría legal practicada a todo el expediente relacionado con el caso Ayotzinapa determinó que la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) debía replantear de fondo su investigación para dar con el paradero de los 43 normalistas desaparecidos y con los responsables del ataque contra los estudiantes y el camión donde viajaban los jugadores del equipo de futbol Avispones, donde murieron seis personas y decenas resultaron heridas.

De acuerdo con una versión incluida en miles de fojas del expediente de la PGR, se logró conocer lo sucedido entre el 26 y el 27 de septiembre de 2014 en Iguala, la cual aparece como la que más se apega a la mecánica de hechos de esa noche y a las observaciones de la auditoría legal de la Visitaduría General de la PGR.

La entonces procuradora Arely Gómez fue removida del cargo, al igual que su antecesor Jesús "N", actualmente preso, por el presidente Enrique Peña Nietro el 25 de octubre de 2016, lo cual señala el libro que fue en represalia por las investigaciones que ella misma había autorizado contra Tomás Zerón y la averiguación previa sobre el caso Ayotzinapa.

El texto destaca que en Los Pinos era urgente garantizar que los resultados de las investigaciones del visitador general Chávez Flores no salieran a la luz pública ni tuvieran consecuencias legales ya que el Ejército “había sido”. La noche del 26 de septiembre de 2014 le informaron a un narcotraficante con un importante nivel de operaciones en Guerrero, quien se encontraba en Iguala, que estudiantes de la Normal de Ayotzinapa iban a bordo de dos autobuses en los que se ocultaba un cargamento de heroína con un valor de al menos dos millones de dólares.

La publicación señala que los normalistas ignoraban que viajaban con la droga y que su destino estaba ligado a esta. Aunque el narcotraficante estaba acostumbrado a traficar varias toneladas de heroína, la cantidad que transportaban los autobuses no era menor y no se podía permitir ese robo aunque fuera accidental; si lo toleraban, se perdería el orden en la plaza.

Narra que cuando le reportaron la pérdida de la droga, el narcotraficante habría hecho una llamada al coronel de infantería José Rodríguez Pérez, comandante del 27 Batallón, para pedirle que recuperara la mercancía a como diera lugar, por lo cual el Ejército encabezó la operación para rescatar la droga, según declaraciones de una fuente de información.

Destaca que en el momento en que los militares rescataban la droga de los autobuses, los normalistas a bordo se habrían dado cuenta de lo que estaban extrayendo de los compartimientos, imprevisto que detonó súbitamente la necesidad de desaparecerlos para no dejar testigos.

Cabe señalar que la periodista Anabel Hernández, autora del libro, destaca en la publicación que cuenta con copia o respaldo de las diversas declaraciones, entrevistas, declaraciones y expedientes, anteriormente expuestas y que pueden consultarse en una página web creada para acompañar el texto: www.verdaderanochedeiguala.com

La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 30 de agosto Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas en el 2010. la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa se convirtió en un caso emblemático del tema y estandarte de colectivos en el mundo. 

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