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Doña Esmeralda Mora Zamudio, ahora sí que “se pasó de galleta” al borrar el histórico mural del “General Lázaro Cárdenas”.


Doña Esmeralda no desapareció un “mural pedorro”, ¡claro que no!, lo que mando a borrar fue parte de la historia del municipio de Nanchital. El mural le daba su identidad al pueblo de Nanchital. Lo que hoy queda más que claro, es que el “pinche poder” ha transformado y enfermado a doña Esmeralda. Ojala y los “padrinos políticos” de doña Esmeralda no le celebren o le aplaudan la brutal barbaridad que acaba de cometer. De aquella doña Esmeralda: honesta, centrada objetiva, profesional y valiente, ya no queda nada. ¡Señores!, hemos perdido a doña Esmeralda Mora, alcaldesa de Nanchital. ¡Qué barbaridad!

A doña Esmeralda Mora Zamudio, la conocemos desde que llegó como titular del Instituto Municipal de la Mujer en Coatzacoalcos. Durante los cuatro años que estuvo en el gobierno municipal de Víctor Manuel Carranza, conocimos a una doña Esmeralda preocupada por el bienestar de las mujeres porteñas por quien siempre lucho para que no fueran maltratadas. Durante los cuatro años que doña Esmeralda disfruto su jugosa “chuleta” en el puerto, se caracterizó por ser una dama: honesta, objetiva, profesional y valiente. Doña Esmeralda nunca había sido una mujer de “escándalos públicos”, salvo en aquel hecho violento que se dio en Nanchital, frente al edificio de la Sección 11 del STPRM, donde su yerno le dio una sabrosa madriza a Carlos Guillermo, un reconocido periodista que ahora vive en el caribe mexicano. De ahí en fuera, hasta la primera semana de enero del presente año, doña Esmeralda era un ejemplo a seguir por infinidad de seres humanos que querían ser como ella en el terreno personal y político. A doña Esmeralda se le admiraba y respetaba en todas las facetas de su vida. ¡Por supuesto que sí!. Lo que hoy nos queda perfectamente claro es que el “pinche poder municipal”, ha cambiado y transformado en forma muy fea a doña Esmeralda. De aquella mujer: inteligente, prudente y objetiva, ya no queda nada. ¡Señores!, hace algunas horas doña Esmeralda “se pasó de galleta” al mandar a borrar el histórico mural que hace 30 años mando a pintar en el edificio del Ayuntamiento de Nanchital el gran Francisco “Chico” Balderas Gutiérrez. Doña Esmeralda, siendo sinceros, ahora sí que actuó bien mal, es decir, sin pensar. El mural del General Lázaro Cárdenas, el que desapareció doña Esmeralda, era parte de la vida histórica y cultural de Nanchital. Ese mural le daba su identidad al pueblo de Nanchital como un municipio 100% petrolero, de grandes luchas sindicales y petroleras. Parte de la identidad del municipio de Nanchital fue “borrada” por doña Esmeralda Mora Zamudio. En esta vida se puede ser cochino, pero nunca trompudo, y hoy, sin lugar a dudas, luego de la barbaridad que cometió la presidenta municipal de Nanchital, pues a la dama le creció bastantito su “trompita”. Lo que hoy nos queda claro, es que de aquella doña Esmeralda: sabia, inteligente, generoso, prudente y noble, en efecto, ya no queda casi nada. Hoy la gran pregunta que se hace el pueblo de Nanchital es solo una: ¿En qué chingaos estaba pensando doña Esmeralda para mandar a borrar el legendario mural del gran Lázaro Cárdenas del Río?. Hoy la “critica”, de todos, se la ganó a pulso doña Esmeralda, pues la barbaridad que cometió no tiene nombre y tampoco madre, así pida disculpas por el acto de barbaridad que cometió. Doña Esmeralda atentó en forma muy fea y corriente contra el legado cultural de Nanchital. Doña Esmeralda, en un par de patadas, destrozo el mural que le daba identidad a todo un pueblo. A doña Esmeralda le valió madres destrozar una obra de arte, 100% emblemática para los ciudadanos. El dato duro: 1.-Los “padrinos políticos” de doña Esmeralda, no pueden y no deben de celebrarle o aplaudirle la barbaridad que cometió, ¡por supuesto que no lo deben de hacer!, tiene que ser todo lo contrario, los “padrinos políticos” deben de hablar con ella para decirle que hay cosas que no se pueden destruir por un mero capricho personal. Quienes protegen a doña Esmeralda le tendrán que decir que ahora si actuó mal al borrar el histórico mural del General, Lázaro Cárdenas. ¡Señores!, y que lo anterior se escuche lejos, por el “pinche poder político” hemos perdido a una gran mujer, hemos perdido a doña Esmeralda Mora Zamudio. Insistimos, ojala y los “padrinos políticos” de doña Esmeralda no le celebren su mal proceder. Fin del comunicado. (Artículo escrito por Federico Lagunes Peña).

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